Por Rodrigo Acuña
1 de junio 2020
Los informes que salen de Venezuela y Miami, Florida en los Estados Unidos, rayan en lo ridículo. Si tú pensabas que lo has visto todo respecto a la ultra derecha opositora de Venezuela y sus aliados de los EE.UU. con sus acciones para derrocar el gobierno socialista de Nicolás Maduro, bueno, piénsalo una vez más. En las últimas semanas, las imágenes de dos mercenarios norteamericanos capturados han estado inundando las transmisiones televisivas en el sudamericano país de Venezuela; donde Maduro sigue siendo el presidente, a pesar de las duras sanciones económicas de los EE.UU.
De acuerdo a los testimonios de Luke Denman y Erin Berry dados a las autoridades venezolanas, ellos estaban en el rico país petrolero para capturar a Maduro, ya sea a través del secuestro o el asesinato. Ambos hombres son ex soldados Boinas Verdes de las fuerzas especiales que sirvieron en Iraq y Afganistán mientras trabajaban para la empresa de seguridad privada estadounidense Silvercorp USA. En 2018, esta compañía proporcionó seguridad al presidente de EE.UU. Donald Trump en algunas manifestaciones públicas de su campaña electoral. Liderados por el director ejecutivo Jordan Goudreau de 43 años, también un ex soldado de las fuerzas especiales estadounidenses, de acuerdo a un informe: “el sitio web de su compañía de seguridad privada Silvercorp, con sede en Florida, afirma que ha planeado y dirigido equipos de seguridad internacionales para el presidente, como también para el secretario de defensa”.
Silvercorp USA aparentemente se involucró por primera vez en la política venezolana en febrero de 2019, después de su trabajo de seguridad en un concierto en apoyo al líder opositor de extrema derecha Juan Guaidó, organizado por el multimillonario británico Richard Branson en la frontera venezolana–colombiana.
A principios de este mes, liderando un contingente de unos 62 soldados, la expedición mercenaria de Silvercorp USA salió hacia Venezuela desde la vecina Colombia. Sin embargo, el 4 de mayo, un grupo que intentó desembarcar en La Gaira, al norte de Caracas, fue capturado por las autoridades venezolanas con un segundo grupo rindiéndose en la comuna del cacao, en la ciudad costera de Chuao, en el céntrico Estado de Aragua. Ocho mercenarios fueron abatidos.
Los detalles de la empresa Silvercorp USA en Venezuela dan para una tira cómica. Para empezar, después de redactar, en octubre de 2019, un contrato de 212 millones dólares con Guaidó para destituir al presidente Maduro, bajo el nombre de “Operación Resolución”, Goudreau afirmó recientemente que Guaidó se rehusó a pagar una tarifa de retención de 1.5 millones de dólares; de ahí el por qué Goudreau puso el contrato a disposición de los medios de comunicación. A pesar de esto, Goudreau decidióde todos modos seguir adelante con la misión original. Él debería haber investigado más sobre su socio comercial Guaidó, así como también la actual realidad política en terreno en el país que su compañía iba a invadir.
Un político poco conocido dentro de Venezuela, Guaidó, siguiendo un protocolo rotacional en la Asamblea Nacional en 2019, se convirtió en presidente de ese organismo. Pero siendo controlada por los políticos de la extrema derecha, que se han propuesto desde hace tiempo remover, a toda costa, a sus oponentes chavistas de sus cargos, la Asamblea Nacional declaró a Guaidó presidente de la república ya que ellos no aceptaron los resultados de las últimas elecciones presidenciales. Mientras las acciones de Guaidó fueron apoyadas por Washington y por más de cincuenta países, las Naciones Unidas continuó reconociendo a Nicolás Maduro como el legítimo jefe de estado del país.
Regresando a Venezuela, Guaidó confiaba en que él podría derrocar a Maduro y, en abril de 2019, rodeado por las cámaras de televisión y unas cuantas docenas de soldados desertores, declaró que sus acciones fueron el comienzo de un golpe de estado, ya que él tenía un apoyo sustancial dentro de las fuerzas armadas. Pero no lo tenía y, aunque logró, después de sobornar a unos pocos oficiales de inteligencia, la liberación del líder opositor Leopoldo López que cumplía arresto domiciliario, Guaidó pronto abandonó a los soldados amotinados que se unieron a su golpe de estado – un hecho que, desde el principio fue organizado principalmente para los medios de comunicación internacionales -.
En mayo de ese mismo año, un informe señaló que los soldados desertores estuvieron al “borde de la miseria” en la ciudad fronteriza de Cúcuta, Colombia. De acuerdo a un detallado informe en el PanAm Post, la corrupción dentro de las filas de Guaidó era, de hecho, evidente ya en febrero:
“El pequeño ejército de Guaidó causó una nefasta impresión en Cúcuta: prostitutas, alcohol y violencia. Ellos hicieron muchas peticiones que los hoteles no pudieron satisfacer. Por supuesto, nada era gratis. El gobierno de Colombia pagaba algunos hoteles y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), pagaba otros”.
Toda esta información habría estado disponible para Silvercorp USA.
Al momento en que los mercenarios iban camino a Venezuela, los agentes de inteligencia del gobierno de Maduro estaban enterados de la invasión mercenaria. Y si ellos no hubieran tenido conocimiento, la cuenta oficial de Twitter de Silvercorp USA se había asegurado de que ellos fuesen informados. El 4 de mayo, durante la evidente operación encubierta, Silvercorp USA tuiteó: “Fuerzas de ataque incursionan dentro de Venezuela. 60 venezolanos, 2 ex Boinas Verdes norteamericanos @realDonalTrump”.
Otro error garrafal. Los mercenarios de Silvercorp USA fueron atrapados con una pistola de aire comprimido entre su arsenal, lo que habría proporcionado poca ayuda a los 62 mercenarios en la lucha contra el ejército permanente de Venezuela de 340.000 soldados, quienes están equipados con modernas armas y aviones rusos y una enorme milicia popular. Al final del día todo aparato militar fue innecesario ya que, en la comuna del cacao (la cual es chavista), los mercenarios fueron capturados por humildes pescadores y policías locales.
Mientras el 10 de mayo más mercenarios fueron detenidos en Venezuela, y uno de los principales asesores de Guaidó admitió que 50.000 dólares le fueron pagados a Silvercorp USA (que se ha convertido ahora en el hazmerreír entre los veteranos militares norteamericanos), pocas dudas deberían haber sobre la gravedad del bloqueo económico estadounidense a Venezuela, o el propósito de Washington de derrocar a Maduro.
Según el abogado estadounidense de derechos humanos Alfred-Maurice de Zayas, a principios de este año, las sanciones estadounidenses contra Venezuela han costado la vida a más de 100.000 civiles, principalmente debido a las restricciones a los medicamentos que ingresan al país. A fines de 2018 el ex secretario del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH), Sr. de Zayas, presentó un informe a las Naciones Unidas donde criticó severamente las sanciones económicas de Estados Unidos contra Venezuela. En declaración al periódico británico The Independent, el año pasado, el Sr. de Zayas señaló:
“Cuando vengo y digo que la emigración se debe en parte a la guerra económica que se lleva a cabo contra Venezuela, y en parte atribuida a las sanciones, a la gente no le gusta oírlo. Ellos sólo desean el relato simple de que el socialismo falló y defraudó al pueblo venezolano.”
“Cuando regresé (las Naciones Unidas y los medios) no se interesaron. Como yo no digo lo que ellos quieren oir, yo no existo… Y mi informe, como dije, fue presentado formalmente, pero no se ha debatido. Fue archivado.”
Si bien la administración de Maduro ha cometido sin lugar a dudas sus propios errores económicos, el severo impacto de las sanciones sobre la población venezolana es precisamente con lo que Estados Unidos y la oposición local cuentan para que los militares se vuelvan en contra del gobierno. Esta estrategia es similar a la usada por el presidente Richard Nixon contra la administración de izquierda de la Unidad Popular del Dr. Salvador Allende en Chile a principios de 1970 cuando aquél ordenó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) “hacer chillar la economía”.
En la actualidad, de regreso en Washington, los funcionarios de Trump han negado cualquier participación en las acciones de Silvercorp USA, a pesar de que el gobierno de los EE.UU. tiene una larga historia de financiar la oposición venezolana y que los propios familiares de los mercenarios estadounidenses recientemente declararon que ellos fueron a Venezuela con el visto bueno de la presidencia.
En agosto de 2018, la oposición venezolana también intentó asesinar al presidente Maduro, esta vez a través de drones llenos de explosivos militares. Mientras la administración de Trump negó también cualquier participación en este complot, un reportero de la CNN entrevistó al organizador del ataque quien afirmó que se reunió con funcionarios estadounidenses en tres ocasiones después del intento de asesinato a fin de obtener apoyo en el futuro.
En octubre del año pasado en las Naciones Unidas, la administración de Maduro obtuvo el apoyo de 105 países entre 193 en su intento por adquirir una posición en la organización del Consejo de Derechos Humanos. A pesar de este respaldo de la comunidad internacional, las sanciones económicas y las violentas acciones destinadas a derrocar el gobierno de Maduro se espera que continúen, si es que no se intensifican, bajo la administración de Trump.
*Este artículo originalmente fue publicado en ingles en el American Herald Tribune el 12 de mayo del 2020. Se le han hecho pequeñas actualizaciones. Leer version en ingles aqui.
Traducido por Alejandra Durán Inostroza