Australia: ¿Santuario Para Los Torturadores De Pinochet?

Por Rodrigo Acuña

Alborada

10 de octubre 2020

Adriana Rivas llegó a Australia en 1978 desde su natal Chile, y trabajó como niñera. Vivió una buena vida en el acomodado barrio llamado Playa Bondi, Sídney, en una vivienda del Estado proporcionada por el gobierno australiano. Rivas, de 67 años, participó activamente en actividades de fútbol y de la iglesia en la comunidad chilena, una de las diásporas latinoamericanas más grandes de Australia.

Su cómoda vida tuvo un giro en 2013, cuando Rivas decidió hablar con la periodista Florencia Melgar, de la emisora ​​australiana SBS. Melgar estaba investigando la colaboración de dos oficiales de inteligencia australianos (ASIO) con la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Los oficiales de ASIO fueron enviados a Chile en 1973, cuando el general Augusto Pinochet derrocó, con el apoyo de la CIA, al gobierno socialista de Salvador Allende.

En su entrevista, Rivas admitió que había sido miembro de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) entre 1973 y 1977 durante la dictadura de Pinochet. Conocida como “la Chany”, Rivas adoptó un tono abrasivo y arrogante al admitir que en 2007 fue arrestada por las autoridades chilenas durante un viaje de rutina a su país de origen. En 2011, huyó de Chile para evitar el enjuiciamiento.

En febrero de 2019, Rivas fue arrestada en Sídney. Este año, fines de octubre, un tribunal australiano decidiría si Rivas será extraditada a Chile. Los chilenos en Australia dicen que ella no es el único agente de la DINA que está evadiendo la justicia. Su caso sentará un precedente de cómo Australia maneja otros casos de chilenos que cometieron violaciones de derechos humanos durante el régimen militar.

En su entrevista original con SBS en 2013, Rivas defendió el uso de la tortura bajo el brutal régimen de Pinochet respaldado por Estados Unidos diciendo que “De la misma manera que lo hicieron los nazis, era necesario. Es la única forma de quebrar a la gente”. Ella dijo que su trabajo sólo consistía en ser traductora y analista de inteligencia. Rivas afirmó que esos fueron los “mejores años de mi juventud”.

Pero Rivas no le contó a su entrevistadora en cámara sobre su arresto en Chile por el presunto secuestro y desaparición de siete miembros del Partido Comunista de Chile, incluyendo una mujer joven, Reinalda Pereira, que tenía cinco meses de embarazo en ese momento.

La DINA, según el periodista chileno Juan Cristóbal Peña en el libro ‘Los malos’, fue responsable de “la mayoría de los casi 3,000 muertos y 40,000 ¿prisioneros políticos y torturados que dejó la dictadura de Pinochet”. Según Peña, Rivas estudió en la Escuela Nacional de Inteligencia de Maipú y completó un curso de inteligencia en el cuartel de Tejas Verdes, dirigido por Ingrid Olderock, una especialista que entrenó perros para violar prisioneros.

Manuel Contreras, jefe de la DINA y el segundo hombre más poderoso durante la dictadura, fue el comandante de Rivas. Según Rivas, Contreras era “una persona excelente y excelente jefe”. Cuando Contreras murió en 2015, estaba cumpliendo una pena de prisión de más de 528 años por secuestro, desaparición forzada y asesinato de opositores a Pinochet.

La comunidad chilena en Australia pide justicia

La entrevista de Rivas con SBS indignó a la comunidad chilena que llegó en gran número en los años setenta y ochenta como refugiados políticos o económicos. Su caso también plantea serias dudas sobre la capacidad nacional e internacional de Australia para investigar y enjuiciar crímenes de lesa humanidad.

Según la Cláusula XV del Tratado de Extradición firmado entre Australia y Chile en 1993, ambas partes deben actuar con prontitud ante una solicitud de extradición. Rivas huyó de Chile en 2011 y fue buscada por INTERPOL, pero las autoridades australianas no la arrestaron hasta febrero de 2019.

Maria Teresa Mardones, residente de Melbourne y activista de la comunidad chilena, dice que “el gobierno australiano y la policía de Nueva Gales del Sur actuaron con paso de tortuga en el arresto de Rivas y en los trámites relacionados con la solicitud de extradición”. Ella dice que sin las acciones de numerosos activistas en la comunidad, Rivas nunca habría sido detenida.

En 2014, la Corte Suprema de Chile autorizó la extradición de Rivas. Pero después  que el gobierno chileno presentó su solicitud a Australia, el proceso de extradición se estancó.

Los chilenos australianos y los miembros del parlamento exigieron resultados. En junio de 2014, el fiscal general Mark Dreyfus QC presentó una petición en el Parlamento Federal firmada por más de 600 preocupados ciudadanos chilenos y australianos. Al año siguiente, el ex senador de los Verdes por el estado de Australia del Sur, Penny Wright, volvió a plantear el tema de la extradición de Rivas en el Parlamento.

En junio de 2017, la diputada laborista Julian Hill escribió una carta al ministro de Justicia Michael Keenan solicitando que el caso de la ex agente de la DINA se considerara prioridad, ya que ella era una “fugitiva de la justicia”.

Más tarde ese mismo año, el Festival de Cine Latinoamericano de Sídney proyectó una película documental, ‘El Pacto de Adriana’, realizada por la sobrina de Rivas, Lisette Orozco. En la búsqueda para descubrir la verdad sobre su tía, el documental de Orozco sugiere que Adriana Rivas era miembro de la Brigada Lautaro, una brigada de exterminio de la DINA involucrada en los siete casos identificados en la extradición. La película también documenta que ella era conocida por ser una de sus peores torturadoras, siendo a menudo reprendida por sus superiores por sus excesos durante los interrogatorios.

María Estela Ortiz vive en Santiago, Chile, y es hija de una de las presuntas víctimas de Rivas, por lo cual es requerida por los tribunales chilenos. Ortiz dice que su familia ha estado tratando de averiguar qué le sucedió a su padre desde 1976.

“Estamos conscientes de que Rivas estuvo involucrada en el asesinato de mi padre Fernando Ortiz y una mujer joven, Reinalda Pereira, que estaba embarazada”, dice Ortiz. “Los agentes de la DINA fueron muy valientes para torturar y matar, pero han sido unos cobardes para enfrentar a los tribunales”.

Ortiz dice que ahora es una mujer mayor y que no quiere dejar la carga de buscar justicia para su padre sobre los hombros de sus hijos. Si Rivas fuera puesta en libertad en Australia, antes de ser entregada a las autoridades chilenas, Ortiz cree que huirá nuevamente.

Rivas ha negado repetidamente los cargos en su contra y ha solicitado fianza dos veces, alegando varias condiciones médicas. También apeló a la negativa del Tribunal a conceder la libertad bajo fianza, ya que se la considera un caso en riesgo de fuga y permanece por lo tanto en prisión preventiva.

Según la residente de Melbourne, Pilar Aguilera, de la Campaña Nacional por la Verdad y la Justicia en Chile-Australia, si Rivas es extraditada a Chile, ella probablemente enfrentará el mismo destino de varios miembros de la Brigada Lautaro, que fueron condenados y enfrentaron largas penas de prisión. En su opinión, si bien el gobierno australiano ha actuado diligentemente, las autoridades chilenas a veces han “apenas movido un dedo”, en particular durante la transición entre la administración de centro izquierda de Michelle Bachelet y el gobierno de extrema derecha de Sebastián Piñera a fines de 2017 y principios de 2018.

“Yo me sorprendí cuando oí la entrevista de SBS de Adriana Rivas”, dice Marta Olea, representante de la Campaña por la Verdad y la Justicia en Sydney. “Su nombre me era familiar de modo que, poco después, volví a un libro llamado ” La Danza de los Cuervos ” y, por supuesto, ahí es mencionada”.

“Su presencia (como ex agente de DINA) en Australia no fue vox populi. Muchos han dicho que conocían a Rivas desde hace años, y que no tenían una buena opinión de ella … “, dice Olea. “Me sorprendió ver el nivel de apoyo de la comunidad, exigiendo que sea extraditada. Los que la conocieron también firmaron, incluso aquellos que vivían en su barrio e incluso uno de sus ex esposos firmó la petición y las personas que eran miembros del club de fútbol en el que había estado involucrada”.

En otros casos de alto perfil relacionados con ex miembros del régimen de Pinochet, una corte chilena en 2018 condenó a nueve ex soldados por el asesinato del popular cantautor Víctor Jara en 1973. Pedro Pablo Barrientos Núñez, un teniente retirado del regimiento Tejas Verdes, y “autor material e intelectual” del asesinato de Jara según Patricio Zamorano, vive en Florida, “donde muchos ex opresores de América Latina se esconden o se muestran a la luz del día, prófugos de la justicia”. Zamorano agrega que Barrientos ha resistido exitosamente una “orden de extradición [por parte de las autoridades chilenas] que durante años no ha sido aplicada por el sistema de justicia de Estados Unidos”.

La audiencia final de la extradición de Rivas tomara lugar el 29 de octubre. Ese día, un juez australiano decidirá si Rivas será extraditada a Chile. Si Rivas pierde su caso, aun si puede apelar la decisión de la corte. Al igual que a otros miembros de la comunidad chilena, a Aguilera le preocupa que si se determina que Rivas es extraditable, queda a discreción del Fiscal General de Australia  decidir que Rivas no sea entregada a Chile.

Aguilera agrega que puede haber “docenas más de agentes de la DINA en Australia que mintieron en sus solicitudes originales de migración”. La organización de la que Aguilera forma parte tiene “muy pocos recursos para localizar a estos agentes y verificar sus identidades … … estos casos [de posibles agentes de la DINA] que viven en la comunidad deben ser investigados seriamente por el gobierno australiano”.

Cualquiera sea la decisión que tome el sistema judicial local o el Fiscal General de Australia, el caso de Adriana Rivas sentará un precedente para otros posibles torturadores del brutal régimen de Pinochet que pueden estar escondidos en Australia. El impacto del caso repercutirá en otros que cometieron violaciones de derechos humanos en el extranjero y pueden estar ahora viviendo en Australia.

Este artículo se publicó originalmente en Inglés en NACLA el 10 de Julio de 2020 y ha sido modificado levemente para tomar en cuenta acontecimientos legales más recientes. Fue publicado tambien en ingles por Alborada el 12 de Julio. 

Traducido por Alejandra Durán Inostroza.

Posted on October 10, 2020 .